El noviazgo es como una danza en la que intentas ser la mejor versión posible de ti mismo, pero supone una escasa preparación ante la realidad completa que se desvelará en el matrimonio
Gary Thomas
La etapa del enamoramiento se considera una de las más bonitas de nuestras vidas. Este sentimiento surge de repente y se apodera de todo lo que hacemos y decimos. Recuerdo muy bien todos los momentos en que me sentí enamorada; pero por suerte no fueron muchos, porque me hubiese resultado muy difícil hacer vida normal. La excitación, pasión, obsesión… me llevaban a un estado de euforia que casi paralizaban el resto de mi vida. Afortunadamente estos momentos no duran tanto como aparentemente nos gustaría. Los especialistas dicen que el enamoramiento dura alrededor de dos años.
Entonces, cabe preguntarse si al final este subidón temporal merece la pena. Creemos que si pudieramos hacer que la euforia romántica durase toda la vida, evitaríamos muchos desencantos y desilusiones. Pero la realidad es otra. Quieras o no, la etapa del enamoramiento termina, pero no tiene por qué acabar con la relación. Muchos se consuelan con mitos como «mi cónyuge me completará«, «todo lo malo en mi vida se acabará ahora» ó «los dos perseguimos las mismas expectativas«, pero estos realmente no tienen nada que ver con una relación que perdura. Si partimos de la realidad de que para un amor verdadero el enamoramiento es solo un principio inolvidable, nos estaremos preparando para algo más que un flechazo.
¿El amor es un flechazo o una decisión?
Estoy convencida de que todo tipo de amor tiene una faceta espontánea y otra reflexiva. Independientemente del grado de cada una, ambas son componentes críticos. Nos enamoramos espontáneamente, pero también proyectamos las ilusiones, valores y comportamientos que querremos compartir con nuestra pareja a lo largo de nuestra vida, y eso nos lleva a reflexionar sobre este amor.
Es entonces cuando se comienza a vivir el amor con intención, es decir con el deseo de que la relación dure más allá de la etapa del enamoramiento. Hay que entender que el lenguaje que utilizamos durante dicha etapa algún día desaparecerá, pero entonces surgirá algo nuevo: iremos viendo como aumenta el interés, el cariño, la intimidad y la responsabilidad mutua. Es como cuando aprendes un idioma nuevo y al pasar a un nivel más alto te quedas con ganas de saber más y de tener más vocabulario; en una relación, cuando el ‘lenguaje’ de principiantes ya nos queda escaso, es el momento de ‘aprender’ más. Hay muchos recursos que nos pueden ayudar, como se refleja en este blog.
No nos dejemos engañar y caer en la dinámica del «flechazo y euforia para siempre». Un amor que perdura necesita algo más que fuegos artificiales. Merece la pena tenerlo presente antes de comprometerse y ante las dudas que surgirán en nuestros caminos hacia el amor.