«Por fin hablé con mi director y resulta que no hay problema alguno… ¡toda esa semana de estrés no me sirvió de nada!»
Estaba de cháchara por Skype con mi mejor amiga, que vive en Houston, y nos estábamos contando los últimos dramas de nuestros trabajos… El caso es que al terminar me di cuenta de que a pesar de las diferencias de continente, cultura o idioma, a todos nos cuesta un tema: saber gestionar y expresar nuestros sentimientos. Un temazo que hay que tratar de solucionar cuanto antes, porque si no nos puede fastidiar mucho la vida.
Los sentimientos son una base importante de nuestra existencia.
Enrique Rojas
No puedo estar más de acuerdo con Enrique Rojas, que en su último libro explica bien el fenómeno del analfabetismo sentimental. Y es que no hablo desde un punto de vista de observador, sino de mi propia experiencia. Creo que todos, en cierto grado, estamos empapados de esa inmadurez afectiva.
Me refiero a la dificultad de gestionar las emociones, de separar el razonamiento del sentimiento, de entender tus propios sentimientos y de contenerte o aprender a expresar lo que te sucede o lo que corresponde en cada momento.
Reconozco tener la inmensa suerte de haber recibido una excelente educación gracias a mis padres y luego a las universidades en que he estado y los profesores que he conocido. Pero en lo que he fallado mucho es en mi educación afectiva y emocional. Afortunadamente nunca es tarde y en el momento oportuno me di cuenta de la necesidad de ese aprendizaje.
Para entender mejor el panorama del analfabetismo sentimental, también definido como inmadurez afectiva, Enrique Rojas destaca 5 características de las personas incultas respecto a la vida sentimental:
- Las que tienen miedo al compromiso. Muchos jóvenes tienen una vida social muy activa, salen y mantienen relaciones, pero tienen mucho pánico al compromiso y a que algo sólido no funcione.
- Las que son incapaces de expresar sus sentimientos. Los sentimientos se muestran por diferentes medios: verbal, gestos, por escrito… pero hoy en día se nota cierta incapacidad para darse cuenta de lo que uno siente.
- Las que son excelentes en su profesión, pero muy perdidas en el tema de la afectividad. A pesar de ser personas con un nivel de educación muy alto, tener éxito en sus carreras tiene muy poco peso en el tema de la afectividad, y tampoco les preocupa mucho.
- Las que se centran casi exclusivamente en su trabajo y carrera. Son personas que tienden a tener cierta adicción al trabajo, y éste se convierte en su principal objetivo en la vida.
- Las que, siguiendo los puntos anteriores, se encaminan hacia el egoísmo. Todos los puntos anteriores les llevan a una vida más superficial, sin preocuparse por la transcendencia o los valores, lo que les lleva a limitarse a su productividad, su éxito, y a pasarlo bien.
Pero es que nuestra felicidad depende en gran medida de la afectividad que tengamos. En tu trabajo o carrera, entre amigos, familia y dentro del matrimonio, la calidad de tu educación sentimental, la madurez emocional que tengas, definirá el tipo de relaciones que llegarás a tener.
Además de los beneficios que una afectividad madura tiene en la vida social, está comprobado por neurocientíficos que las emociones repercuten en nuestra salud. Los últimos estudios demuestran que las enfermedades están asociadas a las emociones:
Cuando una emoción se expresa el organismo responde. Cuando una emoción es negada o reprimida, esta se queda atrapada, perjudicando seriamente al individuo (…) toda emoción tiene un reflejo bioquímico dentro del cuerpo.
Marian Rojas Estapé
El analfabetismo afectivo parece ser nuestra asignatura pendiente, así que no me queda más que animarte a profundizar y aprender de los infinitos recursos que tenemos hoy en día o incluso a pedir ayuda a un especialista para que te ayude a gestionar tus sentimientos y a sentirte más libre y auténtico.
Si quieres profundizar más en éste tema te aconsejamos ver el siguiente vídeo: