El estado de la vida social en directo

Hoy más que nunca hay que luchar por mantener y cultivar las habilidades sociales.

Acabo de volver de un viaje largo y aunque reconozco que me encanta viajar también me provoca estrés. Sobre todo si se trata de coger un avión. Los horarios, llegar al aeropuerto, pasar por el control de seguridad y todo lo que hay que hacer para llegar a la puerta de embarque conllevan mucho tiempo y a veces frustraciones.

Pero en este viaje me he dado cuenta de que hay algo más que me estresa e irrita: nosotros, los pasajeros del vuelo. En concreto la falta de habilidades sociales. Además creo que nuestro estilo de vida, de tantas prisas y carreras, no nos deja vivir bien el presente.

He comprobado que cada vez vivimos menos la realidad, es decir, no despegamos nuestras miradas de los móviles y otros dispositivos y no nos damos cuenta de lo que está pasando a nuestro alrededor. De ese modo perdemos la noción de cómo deberíamos comportarnos, respetando a los demás y adaptándonos a las circunstancias para poder disfrutar de la vida o, en este caso por ejemplo, poder viajar tranquilamente sin estrés ni malestar.

Si no nos ponemos en el contexto del «aquí y ahora» no somos conscientes de que nos corresponde por ejemplo esperar, dejar pasar, hablar más bajo, apagar los sonidos del móvil, respetar el espacio personal o simplemente saludar al compañero de asiento de un modo cordial.

En fin, que este viaje me ha servido para sacar algunas conclusiones sobre el estado de la vida social en directo.

Lo que le ha pasado a una gran parte de la sociedad actual es que ha perdido por completo las habilidades sociales, en parte por culpa de exceso de tiempo dedicado a las redes sociales e internet. Pasamos más tiempo en la vida virtual que ya ni sabemos ni tenemos conciencia de lo que está pasando ni tampoco de cómo comportarnos cuando nos toca vivir la realidad de la vida.

Si seguimos así, lo próximo podría ser introducir los gestos de los dispositivos electrónicos con el compañero de al lado, y utilizar así acciones como «eliminar», «siguiente», «borrar», etc.

¿Y por qué este tema es relevante en nuestro blog? Porque lo que está en peligro son nuestros matrimonios y familias. Hoy más que nunca hay que luchar por mantener y cultivar las habilidades sociales, y sobre todo:

  • Saber estar.
  • Ser un buen conversador.

Y es que si no nos damos cuenta, todo saldrá luego fuera de nuestras casas. Si ya en nuestras propias familias no sabemos cómo respetar al otro, a prestarle atención, a mirarle cuando nos habla, a escuchar y estar pendiente de quienes nos rodean, entramos en el peligroso camino del olvidar el saber estar. Y nos importará mucho menos al salir de casa en la convivencia en la calle. Y ya no digamos sobre el terrible ejemplo que damos a nuestros hijos.

Sin darnos cuenta, perdemos la habilidad de tener una buena conversación sin las interrupciones de mensajes ni llamadas, o de saber hacer buenas preguntas, de centrarse en un tema, de esperar que acabe el otro y escuchar con el corazón…

Recuerdo que estuvimos enganchados a una serie de época (The Crown) y lo que nos llamó la atención fue el ritmo lento en las escenas y sobre todo en los diálogos. Nos dimos cuenta de que el ambiente de aquella serie tenía algo especial: el saber estar de los protagonistas. El espacio y el tiempo que se tomaban en las conversaciones, el reconocimiento cordial, los gestos y las miradas, el tiempo de reflexión y de espera para que cada uno acabase su frase… Algo que hoy en día no somos capaces de vivir, de poner en práctica.

Ojalá no perdamos la conciencia de lo importante que es cultivar la vida social en nuestras relaciones, empezando con la más importante, nuestro matrimonio. Si no damos importancia a los buenos modales y al saber estar, pronto nos convertiremos en esa sociedad que opta por la convivencia virtual sin saber qué hacer en la realidad.

Imaginad que todos empezásemos a cuidar nuestra vida social ya en nuestras casas, cuidando esos detalles de cordialidad y empatía con la familia. En consecuencia, mejoraríamos nuestras relaciones íntimas y la convivencia diaria… ¡y además nuestros viajes podrían ser más tranquilos, un poco menos estresantes y podríamos disfrutarlos mucho más!

3 comentarios

Uffffff!!!
Impresionante… estoy de acuerdo al 1000% (no se puede tanto, pero creo que yo lo estoy).
Y soy uno de los principales sufridores del móvil, por trabajo, bueno, y por adiccion, y un ferviente admirador de las reuniones sociales y de disfrutar de la gente…

Esperemos que en breve se pueda luchar contra esto mejor de lo que lo estamos haciendo ahora, y que cosas como dejar de prestar atención al móvil o dejarlo en casa al salir con amigos se vea como algo normal.

Gracias por vuestro blog!!!!
Me encanta!!!

Totalmente de acuerdo con el artículo y con el comentario de Jaime. Por cierto, muy buena idea que podríamos quizá empezar a hacer viral algún día, nadie sabe como empiezan las modas pero si un grupo de gente lo empezásemos a hacer quizá se lograría un efecto «contagio». Me refiero a esa idea que apuntas de quedar con gente dejando el móvil en casa, como una especie de pacto. Como dice inteligentemente el filósofo José Ramón Ayllon hoy todo el mundo opina en Facebook, pero nadie pone ya su «face on the book». Un saludo!

Jejeje! Muy bueno lo del ‘face on the book’. Es buena idea. Nosotros a veces lo hacemos en casa. Nos vamos a pasear y dejamos los móviles en casa. O los dejamos apagados un buen rato recien levantados y no los leemos hasta después del desayuno… Lo curioso es que el mundo no se cae en ese tiempo! 😉
Muchas gracias por tu comentario!

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