En nuestro blog hablamos mucho de crecimiento en pareja, comunicación y técnicas para acercarse al otro. Son términos dinámicos e implican movimiento y acción. Me estoy dando cuenta que se repiten mucho estos términos porque es como podríamos definir, entre otras cosas, al amor. Querer al otro es salir al encuentro, llegar a conectar, buscar y comprender el corazón de tu amado. Un movimiento constante.
Lo contrario del amor no es el odio sino la apatía
Gary Thomas
Si pienso en cómo hacer que el amor se sostenga vivo incluiría algunos verbos imprescindibles: madurar, crecer, aceptar, comprometer y perdonar. Todos implican movimiento y proceso. No creo que sean los verbos más de moda hoy en día pero los veo imprescindibles para una relación feliz y equilibrada.
Perdonar es lo que nos resulta más difícil, incluso antinatural, pero a la vez es lo más importante. El hecho de que el otro nos haya hecho daño o insultado nos deja con dos opciones: una es dar la espalda y encerrarse en el rencor y la herida; la otra es abrir el corazón y perdonar. Sin duda, esta es la virtud espiritual más difícil. La recompensa será el hecho de que con el perdón nos acercaremos. Es el movimiento adelante hacía la otra persona, mientras el rencor, la cólera o el enfado nos separan y estancan.
¿Y si nuestro matrimonio ha sido diseñado para aprender a perdonar?
Con el acto del perdón uno mismo experimenta alivio y bienestar, aparte del bien que podremos hacer para nuestra relación. Es como en la película «Una proposición indecente«. Ninguno de los dos se ha dado cuenta de que el rencor, los sentimientos de culpa, las heridas y la falta de perdón, poco a poco les ha distanciado y llevado a la ruptura.
Perdonar es un proceso largo y difícil, pero imaginaos a vuestro matrimonio como una pequeña escuela de aprendizaje. Al final, si aprendemos a perdonar dentro de nuestro núcleo familiar, lo haremos también con los demás.
¿Que opináis? ¿Os resulta más difícil perdonar dentro de vuestro matrimonio que a otros? ¿Por qué creéis que es así?