No soy perfeccionista, pero tampoco me gusta meter la pata ni cometer errores. Por otro lado, es cierto que de todo se aprende, sobre todo cuando nos equivocamos. La idea es saber aprovechar nuestros errores y ser conscientes de ello.
Escuchando un podcast sobre negocios y marketing me llamó la atención un enfoque original sobre cómo puede definirse un error: como caer en la trampa.
Pensar que caí en la trampa de alguna manera me hace sentir menos estúpida que pensar que cometí un error. Pensar en que no metemos la pata, sino que caemos en algo equivocado por culpa de la falta de atención, de estrategia o de tiempo de reflexión, es decir, que repetimos los mismos errores porque no reflexionamos, no nos damos tiempo para pensar o no tenemos estrategias en la vida.
Nos pasa en todos ámbitos. Por ejemplo en las finanzas podemos caer en la trampa de las tarjetas de crédito, y que los aplazamientos de los pagos nos puedan llevar a perder el control de los gastos. En el trabajo la trampa de la rutina nos llevará a perder la ilusión y la pasión por lo que hacemos, a ‘quemarnos’… Lo mismo con nuestra atención: hoy en día es muy fácil caer en la trampa de compararnos con los demás y despistarnos de lo que realmente nos corresponde, de las cosas buenas que ya tenemos, o de lo que es realmente importante.
Sin embargo la trampa más grande, y la primera en la lista, es tu relación más importante: tu matrimonio. En concreto la trampa de caer en la mentalidad de que somos tú y yo.
Al contraer matrimonio la mentalidad debería ser convertirse en nosotros. Hay que hacerse preguntas importantes sobre las finanzas, los hijos, las aspiraciones profesionales… y compartir nuestras expectativas. Plantear estrategias para poder salvar juntos obstáculos o problemas de cualquier tipo buscando siempre el bien del equipo, no el de cada uno por separado.
¿Crees que tu vida de pareja no va a impactar en tu vida profesional, familiar, social o personal?
Lo que hay entre tu pareja y tú no queda en casa. Tus decisiones profesionales, personales, y sociales están condicionadas por el tipo de relación que tengas. El tipo de cariño, apoyo y ambiente que vivas en tu casa te acompañarán en tus relaciones con todo el mundo, y hasta en tus pensamientos más profundos.
Unos amigos nos contaron como la separación de una pareja de amigos suyos cambió sus relaciones para siempre. Estaban preocupados y decepcionados, porque no fue posible mantener las amistades individualmente por culpa de dicha separación. Puede parecer de poca importancia, pero nos contaron que fue muy triste y complicado intentar seguir con la misma vida social de antes. La separación entre dichos amigos les afectó y sin querer se estropeó la amistad.
Se dice que eres lo que comes, lo que lees, lo que escuchas… pero sobre todo eres como la gente con las que te rodeas. Tus relaciones tienen un impacto muy importante: te forman, te inspiran, te ayudan a crecer y a entenderte a ti mismo y a los demás. Así que la persona con la que eliges pasar el resto de tu vida va a contribuir en gran parte en tu felicidad y éxito en muchos otros aspectos.
2 comentarios
Que difícil es no caer en la trampa… pero a la vez, ¡¡que satisfacción si consigues superar todos esos obstáculos!!
Cada día en pareja supone una oportunidad más de caer en la trampa, pero cada día que no has caído has construido un poco más el “nosotros”.
Gracias por la idea ? y la ayuda para el día a día!!
¡Gracias a ti Jaime! Nos alegra que os haya gustado esta reflexión 😉