Con el desarrollo de la neurociencia y de los avances en medicina ya se conoce que el estado psicológico tiene un gran impacto en el estado físico. La calidad de nuestro bienestar se refleja en gran medida en nuestra vida social y sobre todo en la capacidad de conectar y de saber tener buenas relaciones con los demás.
Precisamente, una de las claves para tener esas relaciones sanas y felices es la empatía, la capacidad de conectar y darle al otro a entender que le escuchas y sientes lo que le pasa en determinado momento o situación.
¿Y por qué es tan importante en pareja?
- Con la empatía demuestras que has comprendido al otro, no que le has juzgado. Ya hemos hablado de este tema en muchas ocasiones. Para afirmarle en que le entiendes puedes repetir lo que el otro ha dicho, por ejemplo «déjame ver si te escuché bien, has dicho que…», pero sin criticar o juzgar.
- Das importancia al tema. Cuando empatizas con otra persona le das a entender que te importa lo que quiere comunicarte, que quieres hacer un hueco para escucharle y acompañarle. Por eso, lo más adecuado es elegir el momento y el sitio adecuados. Sin móviles, niños, amigos o pantallas de por medio.
- Le haces entender que empatizas, no lo que tiene que hacer. Es decir “a ver si te puedo ayudar” en lugar de “tienes que hacer esto o esto otro”.
Marian Rojas en su nuevo libro «Encuentra tu persona vitamina», afirma que «comprender es aliviar» y me identifico totalmente con esta frase. Mis experiencias difíciles en la vida casi siempre tenían su origen en agobios del tipo «no entiendo… no sé qué quiere decir… estoy perdida… no sé cómo interpretar esta situación…». Y es que la empatía no siempre es comprender todo, hacer las paces, dar la razón al otro o tener que solucionarle sus problemas. La clave es ser consciente de la importancia de empatizar y dejar sitio para la duda, para ese espacio de no saber qué hacer o cómo reaccionar si no de simplemente estar con el otro.
¿Cómo podemos potenciar la empatía y hacerla más presente en nuestras vidas?
- Hay que tener en cuenta que no somos iguales y que cada uno percibe y entiende las emociones, ideas o situaciones de forma muy diferente. Parece obvio pero a menudo se nos olvida y sin querer forzamos lo nuestro.
- No todo lo que veas y escuches en un momento dado es reflejo real de la situación. Hay una oración preciosa que me encanta (aunque no sé quien es su autor) que dice: «Señor, dame sabiduría para ver por encima de las apariencias, de lo que parece del otro, la situación«. Es decir, todos interpretamos nuestros comportamientos y es difícil acertar en el momento lo que realmente es verdad. Es, como decimos, suponer la inocencia del otro.
- No esperes a entender siempre al otro por completo. ¡Si ni siquiera nosotros mismos nos entendemos a menudo! La empatía consiste en mostrar comprensión a pesar de la confusión, o de entender al otro sin juzgar, criticar o querer cambiar su opinión o situación.
La virtud de la empatía potencia la buena comunicación: te obliga a escuchar mejor, a reflexionar sobre el tema para entenderlo mejor, y a ser más claro con el mensaje.
¿Y tú, te consideras una persona empática? ¿Sabes cómo enseñárselo a tus hijos? ¿Crees que lo vivís de forma consciente en tu familia, con tu pareja?