Una de mis lecturas de este verano terminaba con una verdad universal: «La vida es una novela que ya sabemos cómo termina: al final el protagonista muere. Así que lo más importante no es cómo acaba nuestra historia, sino cómo vamos a llenar las páginas.» (Joel Dicker. «El enigma de la habitación 622»). En otras palabras: deja de preocuparte tanto por el destino y rellena tu día día con el mejor contenido posible. Menos metas y grandes objetivos y más detalles, más pasitos del ahora, del hoy, para vivir con ilusión.
El problema está en que a menudo nos impacientamos o no valoramos el proceso. Me parece tener tan claro lo que quiero que todo lo demás, la estrategia y los pasos a seguir, me estorban. Creo que en parte nos afecta el estilo que impone nuestra sociedad: vivimos alimentados de imágenes y videos resolutivos, rápidos. Fotos de parejas sonrientes, con sus casas e hijos perfectos. El culto de lo inmediato, de lo que está a un click. Y eso lo traducimos a nuestra vida: propósito y resultado.
Pero pocos nos damos cuenta de una cosa: la esencia de todas las metas y objetivos es el camino. Ese «cómo vamos a llenar las páginas de nuestra novela». Y a lo que me refiero es a cosas como levantarse más pronto para poder escribir, a marcar una hora para hacer ejercicio, a decidir qué voy a ver o no en Netflix, o a si le doy a abrir a alguna de mis aplicaciones de redes sociales.
¿Te resulta familiar? ¿Pasas por momentos de pereza, por la tentación de saltarte pasos o de entretenerte con lo que no es realmente relevante para lo que más te importa?
Los pequeños actos, esos movimientos que pueden parecernos insignificantes a primera vista, son los que repetidos todos los días nos cambian la vida y nos cambian a nosotros. Es como un átomo, la partícula más pequeña que mantiene todas las propiedades de cada elemento que existe. No los vemos y no nos damos cuenta de su existencia, pero están ahí y mantienen todas las materias que nos rodean.
¿Y por qué te lo cuento? Porque de vez en cuanto necesitamos un recordatorio de que todo lo que haces en la vida sí tiene importancia y sí decide sobre tu futuro. Que en vez de pensar a lo grande, en esos resultados y sueños que nos marcamos con tanta ilusión, pensemos más en lo que realmente es esencial: el proceso, los pequeños actos y gestos del día a día.
Piensa en vuestra relación de pareja. Vuestra historia está hecha de pequeños elementos, pero muy poderosos, para seguir construyendo la relación. Vuestros pequeños sacrificios y decisiones, a veces incómodos, están alimentando vuestro amor.
Por eso, esta temporada te invito a que vivas tu relación siendo consciente de que existen hábitos muy pequeños, que les llamaré atómicos, que pueden potenciar tu matrimonio.
Amar, entre muchas cosas, es querer el bien del otro. Piensa que cada bien que quieras para tu pareja es un elemento atómico que mantiene el núcleo de vuestro amor. ¿Y qué podría ser en concreto?:
- Corto antes mi trabajo y asuntos laborales para estar con mi pareja.
- Elijo una noche de cena con ella en vez de quedar con amigos o entretenerme con las RRSS o los juegos.
- Le sorprendo con algún regalo sin motivo.
- Me levanto antes para prepararle su desayuno favorito.
- Desconecto el teléfono a partir de cierta hora para tener tiempo de calidad juntos.
Son algunos ejemplos propios, ahora tú tienes que dejarte llevar por la creatividad y encontrar tus propias ideas: ¿Qué decisión, por pequeña que sea, me acerca a mi marido… a mi mujer…?
En una de nuestras series favoritas, This is us, vemos la dolorosa ruptura de un matrimonio. Uno de los protagonistas hace una triste confesión. «¿Quieres saber por qué se acabó mi matrimonio? Desde que tengo memoria, me despierto a las 6.30 a diario para prepararle el café a Shelly. Lo preparo y se lo llevo a la cama. Y un día me desperté a las 6:30, me preparé un café… pero no me apetecía hacerle uno a Shelly. Y lo peor es que ella ni lo notó. Dejamos de prestarnos atención. Dejamos de intentar hacernos felices.” No fueron la infidelidad, una gran discusión, o problemas sin solución, los que acabaron con la relación. La pareja dejó de darle importancia a los pequeños hábitos, pero muy poderosos, para seguir construyendo su relación, para ser felices juntos.
No me queda más que volver a insistir en el proceso, el contenido con el que quieras llenar la historia de vuestro amor. Nosotros desde aquí te propondremos 7 hábitos en concreto al principio de cada mes. Esperamos que algunos a lo mejor os inspiren a introducir cambios o a empezar algo nuevo juntos.
Da más fuerza e importancia a esos hábitos, a esos pasitos, y disfrútalos. Te va a motivar y a dar más dirección a tu vida y a vuestra relación.
2 comentarios
Genial!!!
Yo siempre había pensado que estas cosas eran “bonitas” pero nunca había pensado que son realmente importantes.
A partir de ahora las haré más y con la seguridad de que funcionan.
Muchas gracias Monika y Julio!!!
Pues sí Jaime, los pequeños detalles cuentan, es como querer llegar a un sitio, o das paso tras paso o es difícil ir arrastrándose 😉