Nosotros en la noche

«Hay cosas que no tienen remedio. ¿Y que hacemos? Podríamos intentar hablar. Nunca sabes a lo que te puede llevar.»

Que una película tenga un excelente reparto es siempre una buena excusa para verla. Así sucede en el caso de un nuevo film producido por Netlix: «Nosotros en la noche». Robert Redford y Jane Fonda protagonizan una historia sencilla pero llena de ternura, amistad, amor y familia.

Addie (Jane Fonda) y Louise (Robert Redford) son dos vecinos viudos que parecen haberse acostumbrado a sus respectivas soledades, hasta que un día Addie decide romper con la rutina y a la búsqueda de compañía comienza las visitas nocturnas que con el tiempo les llevarán a una relación de amistad. Los dos aceptan ser vulnerables y llegan a conectar a un nivel muy profundo.

Lo que más me gustó de la peli es ver el proceso de cambio desde dos personas solas, desconectadas del mundo, hacia la conexión, el compartir e invitar a vivir sus vidas juntos. Salen a la luz sus pasados, miedos y heridas que poco a poco empiezan a aceptar y por medio de esa vulnerabilidad se forma una amistad profunda.

 Hay cosas que no tienen remedio. ¿Y qué hacemos? Podríamos intentar hablar. Nunca sabes a lo que te puede llevar…

La historia está llena de diálogos importantes. Muchos vienen silenciados desde el pasado, evitados por muchos años, pero también surgen otros que ayudan a acercarse, conectar e intimar a Addie y Louise y también a sus hijos. Nunca es tarde para reconciliarse con el pasado y perdonar los errores de uno mismo y de los demás. La esencia de la amistad, el amor y la familia es el querer siempre lo mejor para el otro, a pesar de los fallos, problemas o tragedias.

 La conversación es un punto de acceso para las relaciones que añoramos tan profundamente

Michael Hyatt

La felicidad nos la proporcionan las relaciones, la comunicación, la cercanía con el otro, el compartir y el acompañar. Es esta una invariable verdad que no cambiará a pesar de la edad, los nuevos avances tecnológicos o las circunstancias. Querer y saber amar no tienen ningún sustituto que pueda reemplazar nuestra felicidad.

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