Una obra de arte que se sigue con mucho gusto desde el principio. Los papeles de los protagonistas (Kate Winslet y Leonardo diCaprio) son realmente excelentes. La fotografía, el vestuario y la música consiguen crear el ambiente de la película de una manera magistral. Los actores secundarios también son dignos de destacar.
Lo que provoca un shock emocional respecto a la parte técnica de la película es la realidad del matrimonio protagonista, los Wheeler. Aquí nos encontramos con una dinámica de desilusiones de nivel profesional y personal en cada uno. Desde el principio respiramos, junto con los protagonistas, un aire de «revolución» destinado al fracaso. Ambos, April y Frank representan dos individuos inmaduros sin ideas para vivir su matrimonio en positivo. Entre sus muchos fallos aparecen:
- Falta de comunicación (solamente una vez, casi al final, se sientan a hablar con interés)
- Reproches constantes
- Ninguno sabe responsabilizarse de su vida
La dinámica de drama y negativismo contagia totalmente la historia. El mensaje de amor apenas aparece. Los intentos de amar, por ejemplo las palabras alentadoras de April para cambiar sus vidas, pasan casi desapercibidas. ¿Son tardías o insuficientes para arreglar la relación?
A pesar del tono negativo de la película, nos gustó mucho y en ciertos aspectos podría reflejar nuestra realidad y por tanto servirnos para ponernos en alerta. Los Wheeler tenían de todo y aún así no supieron apreciar sus vidas ni enfrentarse con las circunstancias.