Una película que elegimos con cierta reserva, dado que los actores protagonistas no son de nuestros favoritos. Aun así, nos dispusimos a verla para conocer otros enfoques sobre las relaciones de pareja y la verdad es que nos ha gustado.
Se trata de un retrato de una crisis de pareja, seguido por la ruptura. Los errores clásicos avecinan la separación, y los dos se verán obligados a enfrentarse a la realidad. Aparecen la crítica, el desprecio y la defensa.
En sus discusiones es evidente la diferencia entre sus lenguajes del amor: para él, lo importante es el lenguaje de afirmación (p.ej. ella no muestra aprecio cuando él le regala flores), mientras que para ella el lenguaje clave es el tiempo de calidad, tener actividades juntos (p.ej. él no quiere acompañarle al ballet).
Los intentos de desagravio no funcionan porque la pareja ya agotó su carga positiva. Cuando ya es muy tarde él se da cuenta de lo que era realmente importante y de los errores que les llevaron a la ruptura.
No se trata de hacer siempre lo que uno quiere, sino de hacer cosas con la persona que uno quiere.
Al final de la guerra entre los dos vemos como ambos cambian sus actitudes y toman decisiones. Él está contento con lo que confesó y no se arrepiente de mostrar su afecto. Todo un descubrimiento. Ella sigue con la esperanza de recuperar lo perdido, pero se siente muy sola, porque no supo comunicar sus sentimientos y deseos. Cree que tiene razón.
La película tiene un buen enfoque sobre el tema del conflicto en pareja, aunque le sobran muchas escenas bastante flojas y se hace demasiado larga. Aún así, os la recomendamos.